- Área: 30 m²
- Año: 2019
-
Fotografías:Enric Badrinas
-
Proveedores: Pedrali, AutoDesk, Lumik, Santa & Cole, Trimble
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Mirando alrededor del barrio gótico de Barcelona, encontramos muy pocas líneas rectas. El barrio es un laberinto de calles estrechas que dan a plazas inesperadas que muestran una colección variada de arcos y formas curvas. Ésta singular colección forma parte del patrimonio cultural de Cataluña que encontramos en esta parte de Barcelona, no solo en el espacio público, sino también en el interior de casas, museos, hoteles o, en este caso, un restaurante.
Bunsen fue fundada originalmente en Dublín por el chef Tom Gleeson. Aunque como marca proyecta un ambiente urbano e informal, para la apertura de su primera sucursal en el extranjero, el restaurante incorpora características reconocibles del vecindario gótico circundante en su diseño interior. En las cortinas que adornan la pared, encontramos un guiño al típico bar de barrio, mientras que un pasillo conecta las dos entradas del edificio, nos recuerda a los pasajes propios de las calles de gótico.
La pieza central del espacio es un banco de cerámica que se curva a lo largo de la pared (un guiño a nuestra herencia modernista). Al igual que otros diseños de la zona, su forma sinuosa no es gratuitamente decorativa, sino que se adapta a la forma humana. A lo largo de la bóveda catalana construida sobre el corredor interior, estas formas orgánicas juegan con la memoria de la ciudad que encontramos encapsulada en la arquitectura y sus interiores. El resultado no es un área de restaurante cerrada, sino un espacio fluido y abierto, muy parecido a la cultura mediterránea en la que lo encontramos.